México: Isla Mujeres, Playa del carmen y Tulum.

México fue el primer destino lejos de casa que elegí para viajar sola. A finales del 2007 estaba terminando mi formación como instructora de Yoga y me enteré que al año siguiente se iba a realizar un congreso sobre Yoga y Yogaterapia en Isla Mujeres, México. No lo dudé ni por un instante y a partir de ese entonces comencé a buscar información sobre el evento y las formas de llegar. Finalmente en junio del 2008 me cumplí el deseo! Fue un viaje casi fugaz, por lo poco que duró pero increíble, lleno de experiencias, todas ellas maravillosas. Todo conspiró para que todo saliera de la mejor manera y desde el primer momento sentí la certeza de estaba haciendo lo correcto ya que todo fluia armoniosamente.

Partí desde Montevideo hacia Panamá done iba a tener 8 horas de espera aproximadamente para volar hacia Cancún. Afortunadamente pude salir del aeropuerto de Panamá ya que eran muchas horas de espera, y me anoté en un tour por la ciudad. Esto no estaba en mis planes iniciales pero fue muy lindo tener la posibilidad de recorrer otro país y sus bellezas y contrastes: la parte más moderna, la más antigua de la ciudad, el Canal de Panamá, una pequeña feria de artesanías indígenas y hasta un shopping.

Llegada la hora inicié el embarque hacia Cancún, y en el avión me encontré con el maestro de Yoga que iba a dar el congreso al que yo iba a asistir...no sé si fue casualidad o el destino mismo que hizo ese encuentro pero me ayudó por lo pronto a manejarme con más tranquilidad al llegar al aeropuerto de Cancún. Llegué a México y tomé una camioneta desde el aeropuerto en busca de un hostel que había visto en internet pero no tenía reserva. Recorrimos el downtown pero no dimos con ese hostel. Bajé de la camioneta para buscarlo pero luego de caminar unas cuadras en la madrugada y sola, preferí volver atrás a un hostel que había visto unas cuadras antes. Llegué, reggae, armonía, mucho calor...pedí la habitación más barata que era compartida para 6 personas, y que en el momento sólo había 3 ocupándola. Llegué y las personas dormían. me acosté muy cansada y me dormí enseguida. Al día siguiente me levanté temprano y ví a mis compañeros de cuarto...todos hombres! que por suerte habían dormido como angelitos sin notar mi llegada. Salí a recorrer un poco y luego me apronté para el próximo paso. Tomé un barco para ir a Isla Mujeres, a unos 15 o 20 minutos (si mal no recuerdo) de donde estaba. Adentrandome en las aguas turquesas del caribe me sentía realizada, yo sola viajando exactamente a donde me lo había propuesto. Isla Mujeres fue una belleza desde que puse un pie en ella, recorrí las cuadras con mi valija, embelezada con la hermosura y simpleza del paisaje. A unas cuadras del hotel pregunté por la dirección y un señor que barría las calles me indicó cómo llegar y además se ofreció a llevarme la valija ya que iba para ese lado. Acepté y colocó su valija encima del carro donde llevaba la basura...me dio mucha gracia llegar al hotel y ver que todos llegaban en carrito de golf y yo con mi valija encima de un carro de basura! me sentí muy bendecida de todas formas, todo seguía fluyendo para mi mayor bien, y realmente me sentía hasta más feliz que si hubiera llegado en un carro de golf, porque llegué acompañada y cuidada por un ser amable y bondadoso. Nunca me sentí sola o desprotegida en todo el viaje y eso fue un regocijo para el corazón. El congreso fue una preciosa experiencia y conocí gente muy linda. Tanto es asi que al terminar el congreso viajé hacia Playa del Carmen con dos chicas que conocí allí, recorrimos un par de horas por esas calles tan acogedoras y alegres y luego viajé con una de esas compañeras a Tulum. LLegamos en la noche a un lugar que habíamos buscado en internet unas horas antes y ciertamente, fue la mejor elección! No recuerdo el nombre del lugar, pero es un complejo natural, sin luz artificial, con baños casi al aire libre, sólo paredes...podías bañarte en la noche viendo las estrellas!! Muy novedoso y hermoso para mi. Las cabañas eran hechas con palos o cañas, que tenía un espacio entre una y otra que permitía ver para afuera. Las cabañas estaban frente al mar y a lo lejos se podían ver las ruinas Mayas de Tulum (las únicas de la antigua civilización que dan al mar). Al día siguiente fui con mi compañera hasta las ruinas. Quedaba a algunos kilómetros de distancia de donde estábamos pero decidimos ir a pie, una forma de ahorrar con el beneficio de conocer mucho más a fondo. LLegamos, recorrimos, nos maravillamos...hasta me bañe en ese mar imponente rodeado de ruinas! El único detalle es que la recorrida tuvo que ser un poco rápida ya que ese mismo día tenía que volver a Uruguay. Se me hizo tan tarde que cuando llegué al lugar donde nos alojábamos no pude ni siquiera bañarme, sólo pude levantar mi equipaje y pedir un taxi hasta la terminal de ómnibus para viajar nuevamente hasta Cancún. Desde allí al aeropuerto, llegué a la terminal equivocada, de ahí otro taxi para la otra terminal, bajé tan rápido que hasta la valija dejaba en el taxi! Llegué tarde al embarque...caso no me dejaron subir...enloquecí a los funcionarios en el mostrador para que me dejaran subir al avión hasta que finalmente lo conseguí. Subpi cuando ya todos estaban en el avión pero igualmente me sentía feliz...En el viaje de avión, conversando con una chica le dije: Yo me siento realizada, si muero ahora, muero feliz. Sentía eso hasta que al terminar de decirlo el avión empezó a atravesar zona de turbulencias...muy feas e intensas, tanto que el avió llegó a perder bastante altura! Enseguida dije, ok, retiro lo dicho, todavía no es mi final, quiero seguir experimentando lo que está por venir.

Este viaje fue una clara muestra de que cuando alguien siente desde lo profundo que va hacia donde el corazón le indica, no importa cómo, pero se consigue. Se trata de abrirse a las posibilidades en la confianza absoluta de que el Universo juega a favor.

Y en eso estoy y estaré hasta que la vida me permita.